Alzheimer
La enfermedad de Alzheimer es la forma más común de demencia y se reconoce por el deterioro progresivo de la función global y cognitiva. En sus primeras fases, la memoria a corto plazo se ve comprometida y aparecen otros síntomas de comportamiento, como la ira. A medida que la enfermedad avanza, comienzan a desarrollarse síntomas característicos, como la Demencia. La progresión y los diferentes estadios de la enfermedad se siguen mediante el Miniexamen del Estado Mental, que evalúa los síntomas mediante una serie de preguntas diarias.
- El tratamiento típico de la enfermedad de Alzheimer incluye medicamentos que ralentizan la progresión de la enfermedad. Sin embargo, la eficacia del tratamiento se ve afectada por los diagnósticos tardíos, en los que alrededor del 60% de las células cerebrales ya están dañadas.
- Una nueva investigación ha descubierto que el tratamiento con TMS podría mejorar la cognición y la memoria de los pacientes que padecen la enfermedad de Alzheimer. Varios estudios han investigado la eficacia de la TMS en personas que han sufrido un deterioro de su funcionamiento cognitivo, ya sea por la enfermedad de Alzheimer, el deterioro cognitivo leve u otros tipos de demencia. En un estudio realizado se comprobó que la estimulación magnética transcraneal repetitiva ayudaba a mejorar la memoria de trabajo en adultos mayores y en adultos jóvenes sanos.
- La aplicación de la estimulación magnética transcraneal combinada con el entrenamiento cognitivo se considera la más eficaz. Deben realizarse pruebas periódicas antes, durante y después del tratamiento, para evaluar si se ha producido alguna mejora significativa en la reducción de los síntomas. Los investigadores realizaron un estudio para evaluar los beneficios del entrenamiento cognitivo y la TMS en el funcionamiento cognitivo. Los participantes recibieron ambas formas de tratamiento todos los días durante seis semanas y luego dos veces por semana durante los tres meses siguientes.
- El funcionamiento cognitivo se evaluó antes del estudio, seis semanas después de comenzarlo y, finalmente, cuatro meses y medio después. Para evaluar la eficacia, se utilizó la Escala de la Enfermedad de Alzheimer-Cognitiva, que registró una mejora de 4 puntos en los puntos de control.